El Dr. Jorge Sarango, especialista en Medicina del Deporte y Rehabilitación, explica cuál es el verdadero impacto positivo del deporte en la salud de los niños.
Se debe inculcar y construir el hábito de la actividad física en los niños, que si bien son activos de por sí, deben aprender cómo realizarla de forma estructurada para que ello beneficie a la salud. “El niño necesita resolver problemas motores, desde temprana edad debe aprender a caminar y a medida en que el infante libere a su cerebro de la necesidad de aprender cómo moverse va a adquirir más rápido habilidades cognitivas. Esta es la razón primordial para los programas de estimulación temprana, se trabaja bajo la premisa de que un niño que aprende antes va a desarrollar una mejor capacidad para utilizar su cerebro en aprender, analizar, retener, etc. Cabe resaltar que hasta los 3 años de edad aproximadamente el 99% desarrollo de la inteligencia del niño tiene relación directa con el desarrollo psicomotor y la actividad física a través del estímulo movimiento y el juego, sin embargo se debe proponer las actividades correctas para generar un estímulo positivo sin necesidad de forzar al infante a ejercicios que quedan fuera de sus capacidades físicas” menciona el Dr. Sarango.
“Si pensamos en que la cifra de población infantil que sufre de hiperlaxitud llega al 30%, y son justamente los hiperlaxos quienes tienen problemas de estabilidad articular, debemos también saber que el elemento que le va a brindar la estabilidad suficiente para desempeñarse efectivamente en una vida con movimiento es la actividad física pues le ayudará a fortalecer el cuerpo y reforzar sus músculos y tendones. Debemos considerar que los niños que sufren de hiperlaxitud ligamentaria tiene un gasto energético significativamente mayor para realizar un mismo acto motor en comparación a quienes no tienen este problema. Esto hace crucial la decisión de la actividad física que debe desempeñar ese niño, debe estar condicionado a las capacidades físicas y motoras e cada individuo, de lo contrario al forzarlos el impacto de esta actividad física superior a sus capacidades puede no ser el adecuado y causar más prejuicio que beneficio”.
Debemos siempre tener en cuenta que hasta los 9 o 10 años de edad el movimiento debe darse de manera lúdica, no de manera estresante porque ello llevará al niño a relacionarlo con frustraciones, como por ejemplo el niño que siente que si le meten un gol llegará a casa a enfrentar un padre disgustado o decepcionado. No existe un deporte ideal para los niños, debemos optar por el movimiento que involucre más grupos musculares.
Inicialmente se les propone a los niños jugar un partido de fulbito, por ejemplo, por el tiempo que quieran sin reglas hasta que se cansen. A partir de los 10 años ya se les empieza a poner reglas, por ejemplo, dos tiempos de 15 minutos cada uno y hacerlos respetar las condiciones de juego. Esto puede llevarse a cabo hasta los 12 años cuando ya pasó el momento de adecuación y hay que adaptarlos al ritmo normal y las reglas convencionales el deporte en cuestión. Esto no solo le ayudará a formarse alrededor de una actividad física que disfrute, sino que aprenderá estructura y disciplina física.
Dentro del esquema de control del peso debemos considerar 2 patrones directamente relacionados a ello: la alimentación y la actividad física. El balance energético, la cantidad de calorías que se ingieren en relación a las que se gastan, es primordial para el control del peso. Ahora, la obesidad infantil es una pandemia creciente, no obstante, los estilos de vida y la cultura familiar en el Perú hacen de una dieta baja en calorías una tarea bastante compleja. Consideremos siempre que se hace más fácil inculcar nuevos hábitos saludables, que cambiar costumbres nutricionales arraigadas en nuestro patrón cultural alimentario.
Los beneficios de la actividad física desde temprana edad son muchos: juega un rol fundamental en el desarrollo físico, mental y psicomotor del individuo y si se mantiene una rutina física a lo largo de toda la vida se podrá, acompañado de una buena dieta, prevenir enfermedades no transmisibles y la aparición de diversas dolencias.